"...El crucero había logrado sobrevivir a grandes heridas durante la Segunda Guerra Mundial y, ya en el país, a una violenta colisión con su gemelo 9 de Julio. Pero viejo, cansado quizás, no tuvo reservas para sobrevivir a la más amenazadora arma de este siglo, el submarino atómico. Y con su carga de hombres, que como él mismo daban su vida por un mar argentino, se deslizó aguas abajo buscando finalmente el lecho del océano, lugar para EL REPOSO DE LOS BUENOS...Trescientos cuerpos descansaban en el fondo del mar dentro del casco del viejo crucero, otros veintitrés murieron en las balsas por el frío o como consecuencias de las heridas..." Contralmirante Horacio Mayorga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario