martes, 7 de febrero de 2012

¿DÓNDE VIVÍS, PABLO?

Hace unos días, el señor Pablo Sánchez, articulista habitual de un diario local, titulaba un escrito suyo: “Sembrar desesperanza… ¿una moda nueva?” Allí se preguntaba donde estaban antes los que ahora se empecinan en ver todo mal, cuando según él es todo color de rosa en estos tiempos. Fue así que decidí plantearle algunas inquietudes.
Por ejemplo, Pablo, cuando hablás de los desaparecidos, me hacés acordar a esos personajes de la “cultura” y de la farándula que descubrieron los derechos humanos en estos años de gobierno K. ¿Dónde estabas en aquella época de enfrentamientos entre las fuerzas de la Nación y la subversión apátrida, acaso en la primera línea de fuego? ¿En que bando? Dejando de lado que individuos de la llamada “oposición” y su prensa adicta solo critican buscando llevar agua para su molino, ¿no son una realidad la inflación, los conflictos sociales y la desocupación? ¿Es que confundís el despilfarro de dineros públicos para repartir subsidios a troche y moche, con la generación de trabajo genuino, cuando eso no es otra cosa que puro clientelismo? ¿Quiénes serían, según vos, los poderosos de siempre que quieren quedarse con todo? ¿Los productores rurales, quizá? Informate sobre quienes son los principales dueños de la tierra y de los medios de comunicación –aparte del denostado multimedios, hasta no hace mucho socio del gobierno– en la Argentina, y con quién tienen estrechos vínculos. Las empresas multinacionales que saquean nuestra riqueza minera, ¿con la complicidad de quien creés que lo hacen, Pablo?
Tu prédica pacifista y tu identificación con un gobierno anticatólico por excelencia no se condicen en lo más mínimo con la religión que decís profesar. Te recuerdo lo que nos dijo el justo Job (7, 1): "Milicia es la vida del hombre en la tierra". ¿Dónde estabas, por ejemplo, cuando se sancionaron leyes contra-natura, o días pasados nomás, cuando el INADI y los ahora llamados “colectivos” –en realidad sellos de goma que no representan a nadie– presionaron de mil maneras a una chica de 11 años y su familia para que abortara? ¿Por qué no pudimos leer entonces algunas líneas con tu firma, condenando semejantes atropellos, o refutando los argumentos sinsentido a favor del crimen de un ser humano inocente e indefenso del badulaque y mentecato Leandro Pozzi, o tan siquiera elogiando lo actuado por el juez, el ministro de salud de la provincia o los médicos intervinientes en el caso?
Comparto tu ruego a Santa Clara de Asís, para que te ilumine a vos y a la gran mayoría de los comunicadores que desinforman, ya sea sin mala intención, por cobardía o adrede sirviendo intereses inconfesables.

Lorenzo Guidobono

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