martes, 9 de agosto de 2011

Ellos acusan


Cómo hacerse el acusado para acusar.

Sostiene el periodista Ricardo Monetta en su nota que lleva por titulo “Yo Acuso”, en la que traza un paralelismo entre el “asunto Dreyfus” y el que podríamos llamar “asunto Zaffaroni”, que ambos personajes tendrían en común el haber sido victimas de una difamación pergeñada por algunos medios de comunicación con inclinaciones antisemitas y derechistas al servicio de la conspiración mundial antidemocrática y antiprogresista (por lo demás, autores exclusivos de las “operaciones mediáticas”). El primero habría sido injustamente infamado por su condición de judío, una víctima del antisemitismo imperante en la Francia de aquéllos días; y el segundo por su carácter de brillante mente progresista.
Del caso Dreyfus, para no caer en un simplismo explicativo totalmente fuera de lugar por lo complejo de la trama de intereses que intervienen en el hecho y la complicada situación política de la IIIª República Francesa por aquel entonces, vale tener presente la autorizada opinión de Calderon Bouchet sobre el asunto: “Tanto los que creían en la inocencia del Capitán Dreyfus como aquellos que estaban seguros de su culpabilidad, tenían clara conciencia de que el debate se realizaba en un plano muy por encima de la importancia personal del inculpado…Los dreyfusistas…reclamaban el ejercicio de la libertad de conciencia y acusaban a sus enemigos de reaccionarios, clericales y retrógrados. Sus enemigos eran la Iglesia Católica y el Estado Mayor del Ejército Francés”. Y en lo que hace al famoso libelo de Zola, “Yo Acuso”, dice el mismo autor: “la exculpación de Esterhazy desató una nube de panfletos y libelos entre los que hizo época la carta al presidente de la Nación escrita por Emile Zola…donde Zola acumuló sus acusaciones sin dar el más leve motivo para sospechar la existencia de pruebas en su apoyo”. Esto sobre el asunto Dreyfus, que como dijomos, no se agota en dos o tres párrafos.
Detrás de las denuncias al juez Zaffaroni seguramente están sus “enemigos políticos”, como dice Monetta, aquellos que atacan a Zaffaroni para atacar indirectamente al Gobierno, ambos en plena campaña electoral. Pero solamente lo hacen con el fin de sumar votos y anotarse unos porotos, y no por estar precisamente en las antípodas ideológicas del juez y oponerse a su pensamiento sobre los temas señalados en el artículo. Pero bueno es saber que por más que se descubran las intenciones de quienes están en el papel de acusadores, no significa esto que las acusaciones no tengan un fundamento real.
Nadie puede pensar que esta operación mediática tenga por finalidad inclinar a la opinión pública en contra de la despenalización del aborto y del consumo de drogas. No vamos a ver a la corporación mediática empeñada en semejante campaña -menos montada por el Grupo Clarín-.
Y aclaremos que el aborto no es una cuestión religiosa, como plantea el periodista y los que quieren con eso desautorizar las opiniones de los sectores católicos: basta que nos preguntemos qué es eso que la mujer lleva en su vientre. El problema se empieza a enredar cuando se tiene una visión ideologizada del tema.
Y para terminar, se pregunta Monetta: ¿Cuántas “operaciones” políticas de escarnio habremos de tolerar de parte de aquellos que creen que en la vida, como en la política “todo vale con tal de lograr sus objetivos”? En un mundo donde todo, desde los productos de limpieza hasta las candidaturas políticas dependen de la eficacia de una propaganda, no quedará otra alternativa que seguir aguantando "operaciones" de este tipo.
Mas yo me pregunto, ¿quiénes son los que creen que todo vale? ¿Son los que creen en la superioridad del orden creado por Dios con respecto a los ordenamientos librados al arbitrio del hombre? O por el contrario, ¿No serán esos los mismos que se oponen a la ley moral objetiva con el relativismo moral y niegan el Orden Natural y deploran del sentido común? ¿No serán esos los mismos que dicen que todo es relativo y que lo que hoy es verdadero mañana puede ser borrado de un plumazo? ¿No serán esos los mismos que en nombre de los postulados progresistas y los sofismas revolucionarios reniegan de la tradición, la historia y la identidad nacional?. Para pensarlo. En una de esas Zaffaroni resulta ser una víctima, pero no del pensamiento retrógado de derecha, sino de las mismas ideas que él mismo prohija y propaga.

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