viernes, 25 de febrero de 2011

In Memoriam: R. P. RAÚL SANCHEZ ABELENDA (1929 - 25 de febrero 1996)


"Nació en Nogoyá, Entre Ríos, Argentina en el año 1929.
El mismo solía contar que sintió la vocación sacerdotal a la muy temprana edad de cinco años. Fue ordenado sacerdote en el año 1953; estudió en la Universidad Gregoriana de Roma en dónde obtuvo el doctorado en filosofía.
Durante el “Concilio Vaticano Segundo” defendió las tesis tradicionales frente al avance modernista.
Activo en la docencia y en la vida pública nacional, ocupó el cargo de decano de la facultad de filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires.
Fiel a su sacerdocio católico, lo consideró como una verdadera milicia; con su fuerte carácter y convicción interior, que dejaba ver en cada uno de sus actos, se enfrentó en duro pero desigual combate con “el príncipe de este mundo”; se opuso a la apostasía generalizada y a sus agentes, de cualquier jerarquía que fuesen, poniéndolos en evidencia con singular valentía.
Para él, como para todo buen sacerdote, la Santa Misa era el acto más importante de su vida. Defendió el rito tradicional como nadie. Nunca dejó de rezar la Misa de siempre; era la Misa que había aprendido en el Seminario de Paraná. Su pensamiento se reducía a una frase, que repetía con asiduidad: “Tengo un solo Dios, una sola madre, una sola Misa”.
Lo tentaron con una vida más cómoda, rezar la Misa en una de las iglesias importantes por su concurrencia y ubicación en la ciudad de Buenos Aires; pero no aceptó, pues consideraba que no podía rezar la Misa verdadera donde un rato antes y un rato después se celebraría la nueva misa. Lo contrario, entendía él, hubiera sido una claudicación.
Sus dos grandes amores fueron Dios y la Patria, motivo por el cual en cierta forma y a pesar de todo lo expuesto le costó ser sacerdote. Porque esos amores lo llevaron a luchar arduamente en el ámbito eclesial y en el mundo para imponer la verdad. Todas sus misas terminaban con una frase que sintetizaba su sentimiento: “Virgen de Luján, salva a nuestra Patria”.
El Padre Sanchez Abelenda, fue un apasionado defensor de la Fe Católica y jamás aceptó diálogo alguno con los promotores de la destrucción de la Santa Iglesia; falleció solo en su departamento en la ciudad de Buenos Aires un 25 de febrero del año 1996.
Encarecidamente pedimos una oración por el eterno descanso de su alma".

Padre Mauricio María Zárate.

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